la semilla y la intención

La queja se tornó parte de la sociedad argentina, el inconformismo y el malestar son sensaciones permanentes.
Decir esto, solo alimenta más queja. Sabía y compleja se alimenta de nuestro ser y crece como una enredadera sin parar y sin control. La queja, es un síntoma.

¿Cómo parar la queja? 

Lo que estoy aprendiendo es la queja también muestra otra realidad y para verla hay que estar muy despierto y entrenado. La queja, te muestra el vaso lleno y no sólo el vacío como muchos pensamos.
Por ejemplo, si yo me quejo de que una situación puede suceder que la misma no responda a mis principios sociales, morales, etc. Entonces, son mis valores los que marcan un rumbo y son a ellos los que debemos prestar atención. 
Para ser más concreta, como ser hablante siempre nos quejamos de lo que no tenemos. Sin embargo, estamos olvidando y dando por sentado todo lo que SI tenemos. Y pensar que aquello que “no tenemos” nos haría más felices, es la mayor de las equivocaciones.
Todos los días hay que levantarse con la intención, de sembrar nuestra semilla, nuestro recorrido por el Universo. Hay que decidir sí sembramos con amor o con la queja y cómo vamos a regar a nuestra intención; ¿con qué nutrientes la estamos alimentando?
La mente poderosa y aliada de la queja, nos engaña y no para de enviarnos información. Detectar qué contenido aparece en nuestra mente, nos permite entrenarla y llenarla de afecto. Saber cuales son nuestras etiquetas mentales y trabajar sobre ellas para cambiarlas, es un desafío.
Una virtud, si sabemos de lo que nos quejamos, quiere decir que estamos a tiempo de cambiar.
¿Es una tarea fácil, salir de la queja? Claramente, no. Es un bien necesario para nuestra sociedad y para nuestra paz interior. Hay que saber soltar, perdonar y aprender a quererse.

Hoy siembro la intención de que “en la infinitud de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero. A mi alrededor, veo pruebas de la Ley que opera en todos los aspectos de mi vida. Refuerzo todo lo que aprendo con convicción y júbilo. Mis días se incian con gratitud y alegría. Amo y acepto lo que soy y lo que hago. Soy la viviente, enamorada y jubilosa expresión de la vida, con entusiasmo me anticipo a las aventuras del día, porque sé que en mi mundo “todo está bien” – Louise Hay “Usted puede sanar su vida”

 

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